Si alguna vez has sentido que tu casa está bien, pero que no termina de brillar en las fotos, te entiendo. A mí me pasó con un piso en La Minilla que llevaba meses escuchando las mismas frases: lo vemos bonito, pero queremos pensarlo. Era un tercero con ascensor, 118 m2, tres dormitorios, plaza de garaje y trastero. La ubicación era estupenda, a cinco minutos de Mesa y López y con todos los servicios. Aun así, el interés se quedaba tibio. Un día, sentados en la mesa de la cocina, Ana y Pedro me dijeron que estaban cansados de preparar visitas que no cuajaban. Les propuse un plan concreto: un home staging sensato, nada de shows imposibles, más una sesión de fotografía profesional y un vídeo corto con tomas de dron para contextualizar el barrio. Ciframos el presupuesto antes de mover un cojín. Ellos confiaron. Tres semanas después, firmábamos una oferta sólida. Te cuento cómo lo hicimos y, sobre todo, por qué funcionó.
Cómo preparamos la propiedad sin gastar de más
El primer paso fue quitar lo que restaba y potenciar lo que sumaba. No se trataba de comprar muebles nuevos ni de vaciar la casa, sino de ordenar, editar y equilibrar. Empezamos por la entrada: retiramos un aparador grande que estrechaba el paso y colocamos un espejo vertical para ganar profundidad. En el salón, redistribuimos el sofá para abrir el espacio hacia la terraza y cambiamos una alfombra oscura por una de tonos naturales que aportara continuidad. La paleta elegida fue sencilla: base neutra, toques verdes y madera clara. Las plantas de interior, por cierto, hacen milagros si se eligen y colocan bien.
En la cocina, quitamos pequeños electrodomésticos de la encimera y dejamos solo una tetera bonita, un frutero y una tabla de madera. En los dormitorios, priorizamos ropa de cama lisa, cabeceros despejados y mesillas simétricas. No es postureo, es higiene visual. En los baños, bajamos el nivel de colorido y subimos el de luz: toallas blancas, grifería limpia, y un par de detalles cálidos. Nada de artificios, solo calma.
La terraza pedía silencio visual. Quitamos una mesa pesada y montamos un set sencillo de dos sillas, mesa baja y una planta alta para hacer de cortavientos. Añadimos iluminación cálida a batería para la sesión de fotos al atardecer. En total, materiales y pequeños atrezos: 950 euros. Limpieza profesional antes de fotografiar: 160 euros. Fue dinero invertido, no gastado.
Experiencia real / Caso práctico
Partíamos de una valoración de mercado de 480.000 euros. Después de revisar comparables en La Minilla y ajustes por estado, vistas y garaje, decidimos salir a 495.000 euros, con una estrategia clara: precio competitivo alto, pero defendible por presentación y argumento. Antes del staging, la media de permanencia en portales era de 21 segundos por usuario. Tras las nuevas fotos y el vídeo de 55 segundos (280 euros de fotografía, 220 euros de vídeo con cuatro tomas de dron y planos estabilizados), ese dato subió a 1 minuto y 07 segundos. Esto importa porque la gente que permanece más tiempo es la que suele reservar visita.
En la primera semana, conseguimos 11 solicitudes de visita cualificadas. En total, en 21 días, hicimos 23 visitas, generamos 5 ofertas (una condicionada a venta previa, dos por debajo de nuestro rango, una a precio objetivo y otra escalonada). Cerramos en 490.000 euros con arras firmes. La compradora venía de Siete Palmas buscando subir de segmento sin alejarse de su red cotidiana. La negociación fue limpia porque ya desde el anuncio sabíamos qué estábamos vendiendo: luz, orden, plaza de garaje amplia, trastero bien situado y una terraza que, presentada con criterio, dejó de ser un rectángulo más para convertirse en un espacio de desayuno y lectura.
En números: 1.580 euros invertidos en preparación y medios, 21 días en mercado, 5 ofertas, 490.000 euros de precio final. En comparación con pisos similares en la zona sin trabajo de presentación, nos movimos un 2 a 3 por ciento por encima y, sobre todo, evitamos el baile de bajadas a los dos meses. Ese es el verdadero ahorro: tiempo y poder de negociación.
Un detalle que me gusta contar: hicimos un pequeño open house para agentes colaboradores el segundo día activo. Vinieron 9, y de ahí salieron dos de las cinco ofertas. La cooperación está para usarla cuando suma. No todo es publicar y esperar.
Lecciones aprendidas
- Preparar bien no es gastar mucho. Es decidir dónde mirar y qué sentir al entrar. Con 1.580 euros cambiamos la conversación.
- Las fotos y el vídeo no sustituyen una mala presentación, la amplifican. Si la base está cuidada, la imagen trabaja a tu favor.
Conclusión
El home staging no es magia, es método. Si presentas y cuentas bien tu casa, atraes a quien la valora y evitas visitas por curiosidad que te quitan tiempo y aire. Si estás en Gran Canaria y te ronda la idea de vender, te ayudo a trazar un plan realista para tu vivienda y tu barrio, con números sobre la mesa. Escríbeme a roberto.munoz@remax.es o mándame un WhatsApp al 722 689 039 y lo vemos sin compromiso.